Habíamos
terminado la entrada anterior acerca de este tema destacando la
necesidad de disponer de información confiable para alimentar
nuestra planificación estratégica. En 3 entradas publicadas hoy se
brindarán algunas ideas y sugerencias al respecto.
Tratándose
de organizaciones de la sociedad civil, y no de una empresa, por
ejemplo, el enfoque constructivista
nos parece adecuado: en primer lugar, porque nos
permite rellenar los famosos “cuadritos” del análisis FODA desde
distintas perspectivas, es decir incluyendo más actores posible del universo organizacional, también los destinatarios de nuestras
acciones; en segundo lugar porque este enfoque considera el
conocimiento como un proceso, continuamente actualizable y no
como algo que permanece en el tiempo.
En
otras palabras, para una organización de la sociedad civil sería
poco deseable elaborar una planificación que, sólo para hacer dos
ejemplos, se fundamente más que nada en las percepciones de sus
directivos, por más que parezcan razonables, o que no sea
actualizada al menos una vez al año. Los directivos de una OSC
pueden poseer un mayor conocimiento sobre cuestiones técnicas
específicas, diseñar a grandes rasgos la visión y la misión
institucionales, o tener la última palabra al momento de definir el
volumen de actividades a ejecutar... pero, en la medida que logren
basar su planificación estratégica sobre los deseos auténticos de
los destinatarios de sus acciones, el trabajo de la organización
sería mucho más efectivo.
Surgen,
entonces, varias dificultades. ¿Cómo seleccionar adecuadamente los
destinatarios de la planificación estratégica? ¿Es mejor apuntar a
grupos numerosos o más bien es preferible que sean representativos?
¿Cómo suscitar la confianza de los destinatarios, para que se
sientan libres de compartir con nosotros lo que realmente sienten y
desean? En los párrafos siguientes, se tratará de abordar cada una
de estas interrogantes, y varias más, dando una posible respuesta,
aunque sea inicial, porque cada una es tan compleja que ameritaría
un libro a parte
¿Cuál
es el rol del directivo de una OSC en este proceso?
- No ser tanto docentes sino facilitadores,
- no ponentes sino oyentes de la realidad local, actuando como intermediario en el proceso de intercambio de saberes,
- no instructores sino, junto con todos los demás actores involucrados, sujetos de aprendizaje.
- Tienen que poseer una alta capacidad de generar consensos y elaborar códigos comunes.
- Desde luego, van a abordar este proceso con hipótesis previas y con propuestas de acciones concretas; sin embargo sabrán cómo y hasta qué punto tenerlas en cunta o compartirlas con los demás actores a fin de evitar de inducir respuestas.
- Generan las condiciones de diálogo que permiten la participación pro-activa de los demás actores, y no re-activa.
¿Es
suficiente preguntar para favorecer la participación?
- diferencias culturales a raíz de las cuales podemos dar significados distintos a las mismas palabras, o atribuir una relevancia diferente al mismo hecho;
- diferencias de personalidad, debido a las cuales es muy fácil, por ejemplo, que una simple actitud asertiva de mi parte sea percibida como agresiva por el otro;
- escasa “amistad” o ausencia de experiencias comunes entre interlocutores, que puede originarse por causas muy distintas, dando lugar a cierta desconfianza.
Es
un punto muy importante, porque es muy fácil caer en el error de
pensar: yo le había hecho tal pregunta a fulano y la respuesta fue
esa; ¿porqué, entonces, su actuación posterior no fue coherente?
O puedo preguntarme: ¿cómo fulano pudo olvidarse de decirme tal
cosa? Si razonamos de esta manera, nos estamos olvidando de que
existen filtros que le impiden a la información fluir lisa y
llanamente entre un sujeto y otro; son como diferencias que podemos
llegar a tener con nuestro interlocutor, incluso cuando de ambos
lados hay buena voluntad de comunicarse. Mencionamos algunas:
Por
lo expuesto, entonces, no es suficiente dirigir preguntas a los
miembros de un universo organizacional para obtener información
valiosa; también hay que generar las condiciones más adecuadas
para que todos puedan entender la pregunta y responder sabiendo que
su aporte va a ser entendido, valorado y tomado en cuenta, en un
ambiente ameno y respetuoso. Es una “comodidad” hecha de
comprensión y confianza mutuas, cuya construcción (porque también
es un proceso) puede costar tiempo y energías: pero es valiosísima
e imprescindible.
Fuentes:
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