Si
la buena noticia de las dimisiones de silvio berlusconi de primer
ministro italiano fuera una torta, el nombramiento del Dr. Andrea Riccardi como Ministro sin cartera para la Cooperación Internacional
y la Integración, decidido por el nuevo jefe de gobierno, sería una
cereza bastante gustosa.
Andrea
Riccardi es el conocido fundador de la Comunidad de San Egidio,
docente universitario de historia y autor de numerosos libros,
nombrado en el 2003 por la revista Time entre los “héroes de
Europa” por su compromiso humanitario; también se le han asignado
premios internacionales y títulos de estudio honoris
causa.
Lo esperan desafíos no indiferentes, entre ellos sentar los
cimientos de una nueva identidad para la cooperación italiana al
desarrollo, una de las víctimas predestinadas de la política
exterior berlusconiana, como ya reporté en este blog hace unos días.
No se trataría solamente de aumentar los fondos disponibles, sino
recuperar mayor autonomía del Ministerio de Asuntos Exteriores,
sobre el modelo de países con mayor trayectoria en este ámbito como
Francia, España, Reino Unido.
Sólo
el tiempo dirá si ha sido oportuno que Riccardi aceptara el cargo,
vistas otras ocasiones en las cuales el mundo político se aprovechó
del tercer sector para simples soluciones de fachada. Creo que no
estaría demás sostener su compromiso con nuestra oración. De todos
modos, por el momento, me parece importante destacar la relevancia de
este nombramiento: San Egidio, de hecho, se ha ido caracterizando en
el tiempo no solamente por su compromiso humanitario a lado de los
más vulnerables, sino por su capacidad de fomentar el diálogo y
“construir consenso” tanto en ámbito interreligioso como
político, incluso en situaciones altamente conflictivas. Está demás
decir que el construir consenso en uno de los ejes temáticos más
relevantes para la cooperación al desarrollo actual, por la simple
razón que hace más duraderas y sustentables las metas alcanzadas.
Si
aceptamos el postulado que el mundo político debería expresar lo
mejor que una sociedad pueda producir, no tanto individualmente sino
en términos de capacidad de “agregar acciones” difícilmente Mario
Monti hubiera podido encontrar en Italia alguien más apto que
Riccardi para coordinar este Ministerio recién conformado.
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