martes, 8 de octubre de 2013

Tejer vínculos y consenso: el trabajo del movilizador de recursos


El jueves 3 de octubre nuestra oficina Suma Fraternidad cumplió dos años de vida. Dos años en los cuales se ha intentado trabajar para mejorar la sustentabilidad de las organizaciones vinculadas al Movimiento de los Focolares en el Cono Sur o inspiradas en su carisma. Es evidente que se trata de una tarea a largo plazo y todavía queda muchísimo por hacer, especialmente si tenemos en cuenta que no existían con anterioridad experiencias similares en nuestro movimiento ni en otras organizaciones a las cuales hacer referencia. Este aniversario, aún más en vísperas del Seminario Latinoamericano Fraternidad en Acción, nos parece una buena oportunidad para volver a definir algunas ideas clave acerca de Sumá Fraternidad, a fin de que ésta brinde un servicio cada vez más útil a nuestras organizaciones meta.
Antes que nada, nos parece necesario repetir una premisa. Sumá Fraternidad nació para acompañar y poner en sinergias, no para reemplazar o centralizar, las naturales actividades de fundraising que cada organización debería llevar a cabo de manera autónoma y en la medida de sus posibilidades y necesidades. Por lo tanto, nos encantaría que todo lo que podamos compartir en la presente entrada acerca del fundraising sea debatido y replicado con las necesarias adaptaciones en cada organización que venimos acompañando. Y si éstas tienen ideas para agregar o corregir al respecto, les agradecemos las compartan para ir diseñando juntos nuestro propio identikit.

El fundraiser es quien crea inversión social
Un hecho bastante notorio es que la profesión de fundraiser (reductivamente traducido como Captador de Recursos, o Movilizador de Fondos) se encuentra entre las más requeridas en una OSCs, especialmente en tiempos de crisis financieras regionales o globales que reducen la solvencia de las tradicionales fuentes de financiación.
Otra verdad es que la captación de fondos en el sentido estricto es solamente una de las facetas del fundraising, ya que se ha convertido en una tarea compleja y creativa, entusiasmante y multifacética, con espacio cada vez mayor para planificación y profesionalismo. El fundraising crea inversión social, haciendo interactuar la concreción de la misión institucional, la gestión del presupuesto, la comunicación del impacto alcanzado, la organización de eventos sociales y campañas públicas.
Al momento de presentarnos como fundraisers a los potenciales donantes, deberíamos hacer hincapié en ser facilitadores de una ciudadanía más consciente y responsable, por lo tanto no vamos a “pedir” sino a “ofrecer”. ¿Qué cosa? Participación en la construcción de un mundo más justo e inclusivo, gracias a impacto social y co-inversión. Por otro lado, es preciso realizar esta tarea con sensibilidad, espíritu educativo y espesor cultural, para no buscar billeteras bien provistas, sino potenciales socios, a fin de involucrarlos sin invadirlos. De hecho, se trata de una profesión con determinados lenguajes, reglas y límites que es necesario conocer.
¿Quién puede involucrarse en el fundraising? Es un campo de trabajo ideal para profesionales jóvenes, con estudios en materias humanísticas y con habilidades en la redacción y en el manejo de herramientas de comunicación digital. Pero, también para profesionales más adultos, incluso luego de una trayectoria en un actor estatal o en el ámbito de la comunicación y/o mercadeo y/o ventas del sector empresarial. De hecho, requiere la habilidad de moverse en medios complejos en los cuales se necesita comprender al interlocutor para involucrarlo en la misión institucional; se trata de capacidades relacionales y organizativas que tal vez sea más fácil desarrollar en ámbitos laborales altamente estructurados.
Además, sigue siendo clave para un fundraiser la capacidad de construir vínculos entre una OSC y la comunidad, las empresas o el Estado, entre una buena causa y resultados concretos. El fundraiser no es tanto uno que va a pedir plata (¡también!), sino un constructor de vínculos, de cooperación y de consenso. Logrará hacer la diferencia en una OSC en el momento en que encuentra nuevas estrategias para traducir la misión institucional en términos de inversión social. En otras palabras, despierta y incrementa en la gente la alegría de donar y donarse para la construcción de un mundo más inclusivo.
¿Y mirando este trabajo desde la perspectiva del gerente de una OSC? Debería mirar al fundraiser como un profesional que le permita amplificar, valorizar y fortalecer sus vínculos con el entorno, no simplemente como alguien que le consigue plata. Por lo tanto, invertir recursos en estas actividades, incluso en el corto plazo, va a ser muy beneficioso para la organización.
Resumido y adaptado a partir de algunas entradas presentes en: http://www.ilfattoquotidiano.it/blog/mcrescenzi/.

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