¿Cómo
“comunicarnos” efectivamente con nuestro universo organizacional?
Seguimos compartiendo ideas acerca de la conducción de nuestras
organizaciones, basándonos en el material del ya mencionado curso
online del IPAP (que, reiteramos, fue muy interesante y lo
recomendamos).
Si
estamos dedicando varias entradas de este blog a los temas de construir y comunicar la
identidad de una organización es porque somos conscientes de la dificultad de abarcarlos de manera efectiva. Demasiados son los medios a
nuestra disposición para hacer llegar “nuestra propuesta”
y, sin darnos cuenta, podemos terminar
saturando nuestros interlocutores con tanta
información que difícilmente el consumidor escuche o nos reconozca
en ellos. O, por lo contrario, frente a tanta
oferta de soluciones podemos no encontrar la que se adapta mejor a nuestras
exigencias y posibilidades, con el resultado de no transmitir de
manera adecuada lo que ocurre allí donde estamos gracias a nuestras
acciones. De la misma manera que hablamos de una “arquitectura
financiera” en una OSC, también es cierto que podríamos hablar de
una “arquitectura comunicativa”, porque sólo hay reglas
generales al respecto y cada uno tiene que encontrar una solución
creativa a su propia medida.
El
texto del curso dice que en un mundo cada vez más comunicado
(pero no necesariamente mejor comunicado,
agregamos), el mejor medio para destacar nuestro producto es
saber elegir, concentrándose en pocos objetivos, segmentando; esto
es "conquistando posiciones" en
la mente de los probables destinatarios o personas a las que se
quiere influir (por ejemplo fuentes de financiación); o sea, se
vuelve clave ver cómo se ubica nuestra propuesta en la mente
de éstos.
El
posicionamiento es un sistema organizado para encontrar ventanas en
la mente, basándose en el concepto de que
la comunicación sólo puede tener lugar en el tiempo adecuado y bajo
circunstancias propicias. Para esto es importante que tengamos
presentes dos elementos: 1) ser el primero
y 2) ser coherentes.
¿Cual
es la montaña más alta? ¿Y la segunda más alta? ¿Quien
fue el segundo astronauta en llegar a la Luna? Difícilmente
recordaremos a los segundos, por eso es por demás valioso ocupar
dicho lugar en la mente de los jugadores clave. Cuando hablamos de
ser el primero no nos referimos con ser el primero que acerca
determinada propuesta, sino con ser el primero en ocupar “ese
espacio” en la mente de los destinatarios y demás componentes del
contexto.
El
otro elemento es ser coherentes. Nuestro nombre
organizacional, nuestra propuesta, la manera en que trabaja el 0800
de nuestra institución, el personal de limpieza, todo lo que
compone a nuestra asociación debe transmitir lo que somos de manera
similar. La coherencia en nuestra propuesta hace que podamos perdurar
en el tiempo, permitiéndonos transmitir una imagen “compacta”
de lo que somos.
Claro
que no todas las organizaciones tienen la posibilidad de "ser el
primero", pero a no desanimarse. Lo que debemos hacer es salirnos de
esa clasificación y crear una nueva categoría.
En
principio el posicionamiento parece algo ajeno a este tipo de
organizaciones, y más apto para entidades
comerciales; pero cuando hablamos con miembros de cualquier
Organización el concepto, más allá del término en si, sale
enseguida a flote.
En
nuestra opinión, el posicionamiento en OSCs nunca tiene que ser
visto como una forma de competencia frente a otros actores con
misión y valores parecidos a los nuestros. No se trata de un juego
de “suma cero”, sino de uno de “suma variable”, en el cual mi
personal posicionamiento no sirve de mucho si no viene asociado al de
todos mis aliados, tal como describimos en otra entrada anterior.
Si
es verdad que nuestra organización quiere ser parte de una corriente
de renovación y cambio social, entonces una posible estrategia
podría consistir en especializarse en alguna tarea o metodología
específica que describa la identidad que poseemos en el universo
organizacional en el que nos movemos.
Por
ejemplo, puedo observar fenómenos generales como el desempleo o el abandono escolar y querer prevenirlos y/o abordarlos. Si soy parte de
una organización de gran envergadura, como Caritas, puedo pensar de
trabajar este tema desde distintos ángulos y de una manera muy
extensa. Si, en cambio, la organización a nuestro cargo es chica, o sea
conformada por 15 personas, por ejemplo, es obvio que
tendré que especializarme en algún aspecto para que sus
acciones tengan incidencia.
De
esta manera, será más fácil enfocar nuestras comunicaciones y ser
vistos como “los especialistas en...”, no
solo para alimentar el espíritu, sino también para atraer miembros
a nuestra propuesta, así como recursos. Ello se denomina posicionamiento.
Una organización puede especializarse en proyectos que desarrollen las capacidades artísticas de los chicos de una villa; o en difundir valores en jóvenes a través del deporte; o en promover el empoderamiento de madres solteras a través de la generación de empleo en nuevas tecnologías. El abanico de posibilidades es virtualmente infinito; lo importante es que se adecúe a los medios que realmente poseemos.
Entonces, podríamos preguntarnos:
- ¿Cómo nos perciben los destinatarios de nuestra organización?
- ¿Cómo queremos que nos perciban estos y las instituciones de la cual podemos obtener recursos?
- ¿Se está desdibujando esta percepción en el contexto?
Son
buenas preguntas que pueden ayudar a comenzar en las instituciones a
trabajar este punto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario