jueves, 5 de julio de 2012

Argentina, con todo el potencial

Señalamos una entrevista muy interesante que apareció en el último número de la Revista Ciudad Nueva. Nos parecía bien coherente a las últimas tendencias de la cooperación intenacional y los conceptos y los datos allí reflejados pueden, entonces, resultar útiles al momento de fundamentar proyectos comunitarios que impliquen la producción de energía basada en fuentes renovables. En general, sugerimos revisar el archivo de Ciudad Nueva porque ya son varias las notas publicadas sobre este tema.


Por:

Con regiones óptimas para el aprovechamiento de energías renovables como la solar, eólica o mareomotriz, el país tiene posibilidades no sólo de autoabastecimiento sino de exportación de energía.

La crisis energética a nivel mundial en general y en Argentina en particular, más el alto nivel de contaminación ambiental fruto de la energía proveniente del petróleo, un recurso natural no renovable que rápidamente va disminuyendo sus reservas, valorizan cada vez más la importancia del uso de energías alternativas, generadas por fuentes como el sol y el viento.
En ese sentido, la palabra del doctor en Química y Premio Konex en Ciencias y Tecnologías en 2003, Héctor Fasoli, aporta claridad sobre un tema que carece de amplia difusión en nuestro país, precisamente uno de los lugares del mundo óptimos para el aprovechamiento de estas fuentes de energía*.

¿Por qué nos encontramos ante una crisis energética y cómo se le puede hacer frente?
La crisis es consecuencia de que desde mediados del siglo XIX el ser humano volcó todas sus expectativas energéticas en combustibles fósiles. En general, entre el 80 y 90 por ciento de la matriz energética de un país está concentrado en gas, petróleo y carbón. En Argentina es alrededor del 87 por ciento. Son combustibles que al planeta le costó millones de años fabricar y que nosotros los hemos agotado en menos de 150 años. La otra parte de la crisis es que todavía no está demasiado aprovechado el uso de energías que llamamos renovables o fuentes de energía limpias, que además de paliar el problema de la falta de petróleo podrían contribuir a mejorar nuestra relación con el ambiente.

¿Cómo podríamos clasificar estas energías renovables?
Todas las energías de las cuales se aprovecha el planeta tienen origen en el sol. Una es la energía solar fotovoltaica, la potencia luminosa del sol que es difícil de captar en cuanto suficiencia. Pero también la energía solar se traduce en energía del viento, la eólica, que es una gran reserva de energía especialmente en países como la Argentina, que puede considerarse como una de las mayores reservas del mundo.

¿Cuál es el desarrollo actual de esa energía en nuestro país?
Los últimos años se están haciendo muchísimos esfuerzos por el desarrollo de estas formas de energía. Hay numerosos parques eólicos que se están construyendo y algunos que ya están establecidos en Comodoro Rivadavia o Pico Truncado. El problema fundamental es que todavía no están aprovechados al máximo porque son fuentes que suministran energía a la red fundamentalmente cuando hay una gran demanda.

¿Y hoy no hay una gran demanda?
Me refiero a cuando hay picos de consumo, momento en el que estos sistemas inyectan energía a la red. Normalmente la red se regula con otras formas de energía como la hidráulica.

Si estas energías alternativas como la solar o la eólica son las que principalmente podría explotar Argentina, ¿no habría que prestarle mayor atención a su desarrollo?
De hecho se le está prestando atención. Lo que ocurre es que Argentina es un país muy extenso y despoblado, lo cual significa un problema adicional para el aprovechamiento de formas alternativas de energía. La dificultad de la interconexión seguirá existiendo. Interconectar poblaciones muy alejadas sigue siendo muy caro y aún utilizando formas alternativas de energía va a haber localidades bastante dependientes o incluso con poco acceso a la energía. A su vez, eso va a traer como consecuencia que la Argentina siga mal poblada y vamos a seguir teniendo regiones con muy baja densidad poblacional. La gente se va a seguir concentrando en las ciudades.

Que esta interconectividad sea costosa, ¿implica que no es conveniente?
No, en absoluto. Lo que implica es que hay que buscar otras formas de suministrar energía a los que llamamos puntos aislados. Es lo que se llama generación distribuida. Que pequeñas localidades o pobladores aislados puedan aprovechar la energía que tienen disponible para generar su propia energía. Por ejemplo, un pequeño molino de viento que puede proveer energía almacenándola adecuadamente. Allí el problema ya no sería la interconexión sino simplemente que donde es caro interconectar cada uno genera su propia energía.

Estamos hablando de un cambio de paradigma en la generación y en el consumo de la energía.
Absolutamente, ese cambio de paradigma está vinculado también con mayores generadores de energía. Es decir, lo mismo podría hacer un poblador en el Gran Buenos Aires, quien podría generar su propia energía y la que le sobra venderla e inyectarla a la red. Algo que produciría bastantes problemas en los generadores mayoristas porque aparecerían cientos de competencias.

Desde el Estado hay enormes subsidios para la explotación de hidrocarburos. ¿Existe un apoyo oficial para la explotación de las energías alternativas?
Sí, de hecho hay grandes proyectos. Actualmente hay uno muy importante en el Noroeste argentino vinculado con el aprovechamiento de la energía solar térmica, que consiste en utilizar el calor del sol para calentar un fluido, que puede ser agua, y con eso mover los motores. Lo interesante de la Argentina es que se está invirtiendo en la investigación y desarrollo nacional. De todas maneras, el país tiene un atraso, pero pienso que se está trabajando a gran velocidad para acortar esa brecha con el mundo.

¿Y cuáles son las perspectivas?
Los desarrollos que se están haciendo son regionales y apuntan a la mayor producción energética y al aprovechamiento de la energía con la que se dispone. En la Patagonia hay viento, si se habla de energía solar se piensa en el Noroeste argentino. Para la energía geotérmica miramos hacia el oeste y particularmente en la provincia de Neuquén. Y si pensamos en la energía mareomotriz, que aprovecha los distintos niveles de las mareas, también nos dirigimos a la Patagonia, que es una región que se encuentra entre las cuatro con mayor reserva mareomotriz del mundo. Las posibilidades que tiene Argentina son enormes, no sólo en cuanto a autoabastecerse con estas energías sino para exportarlas.

¿Se puede pensar en un período de tiempo estimativo para que Argentina logre autoabastecerse energéticamente?
Es muy difícil porque el mundo no tiene claro durante cuánto tiempo más va a seguir dependiendo de los combustibles fósiles. Esto no depende solamente de las reservas sino de cuestiones económicas que están vinculadas con la transición. Uno de los mayores consumos de los combustibles fósiles está en el transporte. Hace muchísimos años que se podrían sustituir los motores a combustión por motores eléctricos. Sin embargo, es una gran industria que se desarrolló sobre la base de motores a explosión y cambiar eso es muy costoso. Entonces se piensa en una transición y se va hablando de motores híbridos, motores que combinan la combustión con la electricidad, hasta llegar a un motor puramente eléctrico. ¿Cuándo se va a lograr eso? No es una cuestión eminentemente técnica sino de mercado.

¿Cuál es la situación en el mundo?
A veces se piensa que una clave del desarrollo es el aumento del consumo de energía. Sin embargo, una cosa es el mayor consumo y otra es el despilfarro de energía. Si uno tiene en cuenta que un habitante de los Estados Unidos en promedio consume casi 10 veces más energía que el promedio mundial está mostrando que hay un margen para ahorrar. Europa lo tiene muy claro. La cuestión de ahorro energético es algo que ya se maneja desde hace muchísimos años.

¿Y cuáles pueden ser las formas para que cada habitante reduzca su consumo?
La aislación de las habitaciones o de las casas, los vidrios dobles, todo eso contribuye significativamente al ahorro de energía. Esto, asociado con el ahorro de agua en la ducha o canillas que pierden, es clave.

Aunque muchas veces se piense que esas pequeñas cosas son insignificantes.
Exactamente. Uno no se da cuenta de que está sumando. En mi casa suelo verificar si hay pérdidas en las conexiones. Me sucedió de apagar todas las luces y notar que el medidor seguía girando. Me preocupé pensando en algún problema eléctrico serio. Recorrí la casa y tenía encendidos tres o cuatro equipos con la lucecita testigo. Apagué eso y el medidor frenó. Por eso se aconseja dejar todos los aparatos conectados a zapatillas con interruptor. Otra cosa llamativa es que se han presentado estudios que muestran que el consumo de los pilotos encendidos de calefones, termotanques, etc., es equivalente a la cantidad de gas que hace dos años importó la Argentina. Parece increíble, pero es así. Es sorprendente


(*) La entrevista fue realizada en el programa de radio “Ciudad nueva”. En www.ciudadnueva.org.ar está disponible el archivo audio en su versión completa.

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