Seguimos compartiendo
reflexiones acerca del concepto de “Cohesión social”, a pocos días del inicio
del 1er Seminario de América Latina y Caribe “Fraternidad en Acción: Fundamento
para la cohesión social del Siglo XXI”.
¿Cuándo una sociedad es cohesiva y cuándo no lo
es?
La palabra cohesión
deriva del latín cohaerere (estar
estrictamente unido); en el lenguaje de las ciencias sociales, indica un conjunto de conductas y de vínculos de
afinidad y solidaridad entre personas o comunidades, que tengan como propósito
la reducción de las inequidades sociales, económicas, culturales, étnicas,
etc. Una sociedad es más cohesiva en la medida que logre manejarse con normas
consensuadas de convivencia, construyendo y preservando redes y lazos de
confianza, sentando bases de reciprocidad en el trato, que se extienden
progresivamente al conjunto de la sociedad. No deja de ser relevante para la
cohesión de una sociedad, el grado de inclusión de todos sus miembros,
permitiendo a todos ellos, especialmente a los más vulnerables, gozar de un
nivel mínimo de bienestar, autodeterminación y oportunidad real de
participación en la construcción del bien común.
De manera especular, la
cohesión social se ve afectada principalmente cuando los fundamentos de la misma
vida en común de una comunidad se ven cuestionados e influenciados por
intereses de algunos sectores de la sociedad, los cuales aprovechan las
asimetrías de poder para sus propias ventajas en detrimento del bien común. Por
consecuente, en los escenarios que a menudo se dan en nuestra región, crecen la
fragmentación social y la pérdida de lazos estables, disminuye la
gobernabilidad y crecen las las brechas sociales. Notamos que existe una
construcción de identidades autorreferidas, una excesiva racionalización
económica, una exagerada tendencia a la individualización y un debilitamiento
de lo público.
La Fraternidad como ingrediente fundamental para la cohesión
Lo que nos parece
evidente, entonces, es la complejidad del concepto de cohesión social,
difícilmente resumible en pocas palabras debido a la elevada cantidad de
variables que resume. De todos modos, nos parece importante proponer este
concepto a una organización de la sociedad civil como una posible brújula al
momento de definir misión, visión y valores, o también en la planificación,
elaboración y ejecución de acciones y proyectos.
En esta óptica, nunca
debería faltar la cohesión social en la fundamentación de nuestros proyectos,
que podríamos resumir entonces en las siguientes categorías:
- Proyectos para satisfacer algunas necesidades materiales como empleo, vivienda, distribución equilibrada de los ingresos, salud y educación, acceso al crédito.
- Proyectos que apuntan a incrementar el orden y la seguridad social, mediante la promoción de modelos de convivencia consensuados y compartidos, pensando especialmente en la salud de sus células fundamentales, como la familia.
- Proyectos destinados a promover relaciones sociales activas, gracias a la reducción de las brechas en el acceso a la información, la construcción de redes de apoyo y solidaridad hacia los miembros más vulnerables de nuestra sociedad, la apertura al multiculturalismo.
- Proyectos que fomentan la participación de todos en la gestión de las instituciones, aumentando la gobernabilidad y la calidad institucional del Estado y del mercado, consolidando el sentido de identidad y pertenencia a una colectividad.
Si hacemos la prueba,
creo que sería imposible encontrar uno de nuestros proyectos que no entre en al
menos una de las categorías recién mencionadas. Ésta es una de las razones por las cuales decidimos
reservar un lugar privilegiado a la cohesión social en nuestro Seminario.
Los que quieran profundizar sobre el tema, están invitados a revisar el informe
de la Cepal ... A nosotros nos queda la tarea
de agregar la fraternidad como ingrediente fundamental de la cohesión social.
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